Gracias al presente Proyecto, se ha consolidado el derecho al agua potable de 77 familias (545 personas, de ellas 278 mujeres), además de la casa del cabildo (sede comunal), la escuela y la iglesia, que habitan en la comunidad de San Miguelito de Santa Rosa de Roca, en el municipio de San Ignacio de Velasco. Se ha completado la construcción del sistema de distribución domiciliaria de agua potable; al tanque elevado de hormigón armado (construido en una primera fase del Proyecto), se le ha sumado la instalación y provisión de un equipo generador de corriente eléctrica y una bomba sumergible, la extensión de 3.079 metros lineales de red matriz y la conexión de 80 tomas domiciliarias de agua potable (77 familias, 1 unidad educativa, 1 iglesia, 1 sede comunal).

Durante los 3 primeros meses de funcionamiento de la nueva red, los beneficiarios/as han alcanzado un promedio de consumo alrededor de 94 litros por persona y día, aunque la disponibilidad es aún mayor. Esta dotación les permite cubrir todas las necesidades básicas de consumo e higiene personal y del hogar. Además, se ha conseguido que en estas familias las mujeres y los menores de edad abandonen definitivamente la deleznable práctica del acarreo de agua en bidones, lo que les tenía sometidos física y socialmente. Además, se ha conformado el Comité de Agua y Saneamiento Básico que gestiona de modo sustentable el sistema de agua de la comunidad, en el que las mujeres ocupan el 57% de los cargos del directorio.

La llegada del agua potable, la mejora de la higiene personal y la detección temprana de enfermedades gracias a la atención proporcionada por las brigadas médicas, han permitido la bajada espectacular de la incidencia de enfermedades infecciosos, especialmente entre menores de 5 años, el sector más vulnerable. Los datos son contundentes, la incidencia de las enfermedades diarreicas agudas ha descendido un 75% a solo 3 meses de la entrada en servicio del nuevo sistema de distribución de agua potable.

La ejecución del Proyecto ha resultado providencial, pues la llegada del agua a las viviendas y en cantidad y calidad necesarias, ha permitido la adopción de prácticas de higiene personal y del hogar con la consiguiente contención de la incidencia en las sucesivas oleadas de COVID19.